Zambullida
Conozco
algunas personas que viven sumergidas permanentemente en el agua como si tal
cosa. No sé cómo lo hacen, pero lo hacen. Para mí, que una simple zambullida me
angustia, es algo insólito y reconozco sin tapujos que las envidio. Afirman que
les da igual si el agua es dulce o salada, que sólo necesitan que el medio sea
acuático, que se alimentan de las burbujas que genera el aire al moverse y de
la luz solar que se filtra por la superficie del agua. Verdaderamente extraño.
Suelen
vivir en grupos aislados y en zonas de aguas tranquilas, pero profundas, en
remansos naturales en caso de ríos o en bahías protegidas del oleaje en los
mares y océanos. He de decir que no es sencillo acceder a ellos, sólo reciben
por expresa invitación y después de sortear una especie de examen psicológico,
un test telepático donde te preguntan hasta donde estaría uno dispuesto a
llegar para alcanzar armonía. Según respondas, aceptan o no que les visites y
compartas con ellos instantes de sumersión. Al parecer es un asunto de conexión
cuántica o nivelación energética de algún tipo vibracional que se me escapa.
Las contadas ocasiones que les he visitado,
enfundado en mi traje de neopreno naranja, me han dejado patidifuso. Allí, en
el fondo del mar, junto a ellos, no hay ruido, apenas se oye el aleteo del
movimiento continuo de sus dedos, apenas se oye nada. Y viéndolos inmóviles,
sentados sobre los talones, con los ojos cerrados, y una media sonrisa
permanente en los labios, puedo sentirme en calma, estando allí, quieto, sin
hacer nada, en silencio. No sé cómo hacen para llenarme de tanta paz en tan
poco tiempo. No lo sé.
Ciertamente,
debajo del agua se avivan los sentidos, se encienden los colores, todo se
vuelve resplandeciente, siento algo extraño, algo que me reconecta con la vida,
y, pobre de mí, me estremezco y lloro, y me fundo con el agua que me rodea y
hasta desaparezco. La primera vez casi me da un vahído, nada recomendable en el
fondo del mar, pero poco a poco voy sintiéndome mejor.
Recientemente
he empezado a zambullirme sin traje de neopreno.