Políticos
Estaba teniendo un sueño horrible, no paraba
de moverse de un lado a otro del diván, expresando en voz alta la congoja que
sentía como si el sueño fuera realmente una pesadilla. No me había encontrado
hasta la fecha con un paciente así, ni creo me encontraré jamás. Lo intenté
todo para despertarle: le zarandeaba, hacía ruido adrede dando portazos o con
la música alta, incluso palmadas fuertes al aire o subministrándole previamente
cafeína en dosis concentradas con un vial, pero en vano, el tipo seguía dormido,
fustigando entrecortadas voces, con la angustia atenazándole la garganta y
sudando por los poros de su cara. Tomé algunas notas rápidas: decía que los
políticos que gobernaban su país no eran profesionales de la carrera política, sino
políticos profesionales de carrera, fundamentalmente funcionarios ambiciosos ascendidos
de rango en su escala jerárquica, individuos hábiles con el lenguaje,
persuasivos en los modales, mayormente formados en leyes o en economía, pero
poca cosa más, y sin ninguna preparación política. Le preocupaba que su vida y
la de sus compatriotas estuvieran en manos de ineptos funcionarios disfrazados
de líderes políticos sin altura de miras y a merced de los poderes económicos
de cada país.
Murió en el diván, dando convulsiones. No
me lo he sacado de la cabeza.