martes, 26 de mayo de 2020

Relato 322

                         Blanco
        ―Quédate, por favor, no me dejes sólo.
        Alicia sujeta las manos de su marido con firmeza. Junto a ellos una enfermera vestida de blanco inmaculado revisa el goteo abriendo un poco la espita, se ajusta las gafas, comprueba que el suero y el calmante fluyen adecuadamente y antes de salir les sonríe exhibiendo sus dientes blancos.
        ―Apágala, por favor, me molesta el ruido.
Alicia apaga la luz del fluorescente de la cabecera de la cama, le sudan las manos, pero él no las suelta. Las sombras se mezclan con la luz de las farolas y se apoderan de la  habitación ciento veintitrés.
Dicen que no sufre, que está con morfina, pero, él, hecho una piltrafa humana, con cincuenta y dos años tiene miedo, presiente que la va a dejar, que va a dejar el mundo para siempre, sin opción a ningún retorno.
―Me hubiera gustado haberlo hecho mejor. ―le susurra.
Alicia se acerca al rostro de su marido, a él le hiede el aliento, ella hace una mueca de desagrado perceptible a los espectadores de la última fila y conteniéndose la respiración le besa en los labios por postrera vez.
―Estoy segura que sí, amor, te será fácil.
Luego, una almohada pulcramente blanca fue a ocupar con firmeza el lugar de sus labios.
Y cayó el telón entre algunos aplausos. 

martes, 19 de mayo de 2020

Relato 321

                          ¿Libro?

        —No.
                                                      

martes, 12 de mayo de 2020

Relato 320


                                     Clau

És mig matí d’un dia qualsevol d’estiu i el Fabià és davant la bassa mirant embadalit com salten les granotes, pampalluguen els tornassols i es reflecteixen les branques de la figuera a sobre l’aigua verdosa. Les granotes trenquen amb els seus salts les branques reflectides de l’arbre i per uns instants es tornen tèrboles, tremoloses, però a poc a poc retornen les formes reflectides de la figuera sobre l’aigua com per art de màgia. Les granotes es miren atemorides al Fabià i rauquen quan es queden quietes al sol amb el cos mig submergit. La bassa es plena a vessar, de fet sobreïx una mica, regalima paret avall cap a la sèquia de dalt i el Fabià es fon amb l’aigua, el silenci i el camp.      
―Vés, Fabià, dóna l’aigua del baix.
El noiet dels pantalons curts es mira el seu oncle i riu esvanit, recent sap on es guarda la clau per obrir els sifons, ho sap perquè fa tot just una setmana  el seu oncle Pere li va ensenyar l’amagatall: “Això no ho has dir a ningú, saps, Fabià, t’ho confio perquè amb nou anys tu ja ets prou gran. Serà el nostre secret, d’acord, xiquet? A més a més aquí també guardem la clau del mas i això és molt, però que molt important.”
―Avui regarem els bancals de baix.
A la meitat dels esglaons que menen al sifó de baix, a mà dreta, sota un sortint de pedra que els hi fa de senyal, camuflades entremig d’herba conillera i embolcallades primer amb un drap terrós de cotó i després amb una arpillera desgastada i vella hi són per separat les dues claus, la dentada d’obrir el mas i la romboide per accionar els sifons.
―Què no em sents, Fabià?
El Fabià despertà de l’encanteri i d’un bot deixà la bassa, creuà la sèquia del sifó de dalt per on corre l’aigua del sobreeixidor, volà escales avall, es detinguí al costat de la pedra que els hi fa de senyal, introduí la seva petita mà dreta entre l’herbam, tantejà nerviós i a cegues uns instants que se li feren llargs i acabà explotant amb un crit eixordador:
 ―Ja la tinc, oncle, ja la tinc!

martes, 5 de mayo de 2020

Relato 319


                        Algoritmos

Del mismo modo que existen motores con algoritmos que se basan en el aprendizaje reforzado y en las redes neuronales de la inteligencia artificial que se auto perfeccionan con el uso (como por ejemplo el módulo Stockfish en el ajedrez, que supera al mejor ajedrecista del mundo) y que encuentran la opción más objetiva y satisfactoria para cada posición fuera del cálculo racional y de las emociones, también debería existir (y existirá pronto) un motor universal de la justicia social y repartimiento de riquezas del planeta para organizar una humanidad basada en la felicidad y de obligado cumplimiento para todos los Estados. El ser humano necesita un cambio de rumbo con urgencia antes que se auto-destruya. Los actuales líderes políticos arrastrarán a la ruina al planeta con sus corruptelas y ya no sirven a  sus poblaciones. La humanidad necesita un módulo de inteligencia artificial autónomo, de carácter universal y con capacidad de decidir lo mejor en cada situación para la felicidad del conjunto. No puede seguir generando tantas desigualdades, tanto sufrimiento al mundo. El planeta no  soporta tanto dolor y se está quejando.
El proceso será gradual, pero fructífero. Cada país desarrollará un módulo propio basado en el bienestar común y no en la competitividad que se irá mejorando en contacto con el de otros países hasta consolidarse en un módulo principal al que llamaremos Algoritmo Dios. Este módulo supremo substituirá a los dioses y religiones actuales, y será el único Dios a respetar por el que se regirá la humanidad en pos de la felicidad. El Algoritmo Dios tiene por objetivo el logro de la felicidad de los seres humanos por encima de todo lo demás (poder, dinero, violencia…) e implica un cambio absoluto de paradigma de la humanidad. La inteligencia artificial que se auto mejora con el uso al rescate de la convivencia humana se impondrá inevitablemente en el mundo.
Es tal vez el último recurso que le queda al género humano para vivir en la paz y en la felicidad por derecho propio y dejar de sobrevivir en la hostilidad actual si no quiere aniquilarse. 
Al planeta no le importa que lo humano no siga.