Hambre
La aparente realidad de la apariencia basta para satisfacer a la mayoría aparentemente, aunque pasen hambre. Con la realidad no aparente también pasarán hambre, pero sufrirán más.
Mejor eliminemos la palabra hambre.
Hecho.
Relatos emocionales y breves escritos y publicados por: FRANCISCO JAVIER GURRERA AGUADO (Barcelona, Spain) Copyright del autor: Licencia Creative commons. Todos los derechos reservados, se prohíbe toda difusión parcial o total sin permiso del autor. Inicio: 1 de Abril de 2014 Final: 1 de abril de 2044 (s.m.i.) Frecuencia: 1 x semana. Escribir es vivir, también.
Hambre
as Pasdificio o sirvenos deseos mdo.ria tad y amor y del desamor es un circo con fieras que abren y cierran, abren y cierras la La aparente realidad de la apariencia basta para satisfacer a la mayoría aparentemente, aunque pasen hambre. Con la realidad no aparente también pasarán hambre, pero sufrirán más.
Mejor eliminemos la palabra hambre.
Hecho.
Nemesio 2 (Continuación)
—Sí, estamos seguros.
—¿En qué os basáis?
—En el microscopio.
—¿Qué quieres decir?
—Que el microscopio no engaña.
—¿Qué microscopio?
—Cualquiera de óptico, cualquiera de gama media sirve.
—Y qué veis con el microscopio?
—Vemos el material tóxico introducido a traición en las mal llamadas vacunas, vemos en cada gota numerosas partículas de óxido de grafeno.
—¿Óxido de grafeno?
—Un material inorgánico que se auto ensambla y se vuelve magnético con el calor humano., el óxido de grafeno reducido, para ser precisos.
—¿Con qué finalidad se hace eso?
—Con el objeto de controlar la raza humana y de diezmarla.
—¡Esto es imposible!
—Es posible, Nemesio, aunque parezca increíble, siento decírtelo.
—¿Y si te dijera que no me lo creo?
—Por eso lo hablamos, Nemesio, porque nadie lo cree ni siquiera mis allegados, eso es lo que más me duele. Estamos ante un experimento global y siniestro. La humanidad está en peligro...
Viatge de tornada
Cada vegada que puja al vagó del Metro sent la mateixa escalfor del primer dia quan anava de la mà del pare. “Ara viatjarem com les formiguetes pels túnels.”
I quan d’adolescent cada matí feiner estrenava el comboi de les cinc i cinc amb lleganyes als ulls, sovint amb els mateixos companys de viatge, movent-se com somnàmbuls per la línia vermella, saludant-se amb les mirades, seient-se en els mateixos bancs com si estesin reservats i amb els entrepans lluents sota el braç, sabia que tot estava bé, que el sacseig amable del tren l’acompanyava i que podia recolzar el braç a la barra i relaxar-se. Com si fos ahir, avui o demà i han passat seixanta anys.
Tota sa vida ha estat lligada a la línia u del Metro, recorrent-hi les vint parades que uneixen Clot amb Bellvitge, el mateix viatge que va fer de petit amb el seu pare.
És cert que els temps han canviat, els costums també, ja no es llegeix el diari, ara es revisen els mòbils, ens cobrim boques i nassos amb mascareta i ens mirem amb certa desconfiança i complicitat. El xivarri de les converses d’antuvi ha emmudit i hem deixat de conversar en el Metro.
Però el sotragueig, les acceleracions, les frenades, l’olor dels frens... el transporten sempre a la infància. Tant fa que ara tingui setanta i set anys.
I quan el vell mira enrere veu una llarga processó de formiguetes que fan el seu particular viatge pel camí de ferro soterrat carregades amb una bocí de pa i camí del formiguer pairal.
Stop
Andaba
por el paseo marítimo con paso firme, teniendo el mar a su derecha y el
restaurante Orestes a su izquierda y al cabo de una media hora se dio cuenta
que por mucho que caminara el mar continuaba a su derecha y el restaurante Orestes
a su izquierda. Y lo mismo pasadas un par de horas. Así que, desconcertado, se
detuvo ante un stop… y el mar se fue perdiendo por su derecha y el restaurante
se fue alejando por su izquierda.