martes, 28 de septiembre de 2021

Relato 392

                                     

Diario

Me duela adentro. Padre está perdiendo mucho y rápido y no puedo evitarlo. Ayer fui a verle a la Residencia hablamos mientras le daba la comida.

        ―Y tú, ¿cómo te llamas, padre?

        ―¿Quién, yo?

        ―Sí, tú, ¿te acuerdas?

        ―Sí, claro, yo me llamo José Luis Peralta Expósito.

        ―Muy bien, padre, ¿y yo?

        ―¿Tú?

        ―Sí, yo. Abre un poco más la boca, por favor.

        ―No lo sé, señora, ahora mismo no me acuerdo.

        ―Soy tu hija, Sara, tu Sarita de cada día, padre, como tú me llamabas.

        ―Perdóname, hija, se me ha olvidado.

        ―Hace tiempo escribiste tu biografía, tenías muy buena memoria.

        ―¿Quién, yo?

        ―Sí. Escribiste que habíais traído al mundo a una niña preciosa y que le llamarías Sara, como tu esposa. Que lo pasasteis mal porque venía de nalgas y que a mami le pusieron anestesia total en contra de su voluntad que quería un parto natural. También dices que cuando me viste llorar por primera vez te parecí un borreguito indefenso y que tú también lloraste, pero de alegría. Ya han pasado cuarenta y ocho años, padre.

        ―¿Que tengo cuarenta y ocho años?

        ―No, no es eso. Toma un poco más, termínate al menos esta cucharada.

        Me apena, no puedo evitarlo. Ver a este hombre, mi padre, en otro tiempo invencible y ahora convertido en una piltrafa humana me destroza. Esta enfermedad le está devorando el cerebro por dentro y le está robando su identidad. ¿Quiénes somos en realidad? Asisto atónita a su derrumbamiento y no puedo evitar que me duela, que me derrumbe cada vez que vengo a verle.

        ―Hace unos años, padre, cuando estabas mejor me dijiste: cuida de tu madre, por nada del mundo la lleves a una Residencia, a mi joyita no, no lo resistiría, ella es una paloma libre. ¿Me has oído, padre?

        ―¿Qué dice, señora?

        ―Nada, padre, que yo también te quiero.

 

        ―Sara, por favor, quieres venir?

        Sara cierra su Diario, el que estaba releyendo por la página de hoy de hace seis años, se levanta de la butaca de su despacho, se atufa el cabello hacia atrás, se friega los ojos, cierra la luz del flexo y alzando la voz responde:

        ―Voy, madre.


martes, 21 de septiembre de 2021

Relato 391

                                Venus


        Tenía el planeta Venus aislado en la casa séptima de su carta de nacimiento.

Por eso la dejó.

O por eso lo tenía, que no queda nada claro.


martes, 14 de septiembre de 2021

Relato 390

 

                                        Qui?

Estaràs despert, potser patint perquè és tard o massa aviat i encara no hi hauré arribat. Tindràs neguit i suaràs, engoliràs saliva i et remouràs en el llit sense parar, sense saber de quin costat quedar-t’hi, sense descans.

        Amb els ulls desvetllats auscultaràs els batecs del rellotge de la tauleta de nit i també del teu cor, tic tac, tic tac. Passaràs les hores en blanc i no et podràs relaxar. Sabràs què significa està sà i el què està malalt, què vol dir estimar i què odiar, provaràs què vol dir el insomni i l’estat d’estar a l’aguait.

Un dia sentiràs l’ascensor que s’aturarà a la teva planta i uns passos al replà, soroll de claus que obriran la porta de casa teva i en silenci m’escolaré pel passadís i m’aproximaré al teu llit. Tant fa el que hagis fet a la teva vida, el que facis avui, si estàs despert, somnolent o dormit, si m’esperes o no, jo vindré i amorosament t’abraçaré.

martes, 7 de septiembre de 2021

Relato 389

                                Puente (5)

La lluvia azota el puente que construimos con las piedras de nuestros afectos.


El puente de las tres arcadas salva el áspero torrente de la desesperanza.


Ese puente no durará siempre, recuérdalo cuando lo franquees. Tampoco tú (ni

 yo) duraremos para siempre.