Bum-bum
En el fuego se crispan palabras —amor, amigo,
sentimiento— patatas fritas, crujientes, retorcidas, incomibles. La mano sabia
socava corazones, no sangran, no palpitan, no baten alas, murciélagos en guano
encerados, putrefactos. Zanjas de venas preñadas de miedos, alejamientos de sí
mismo, traiciones, olvidos, enajenaciones, extrañamientos. Han olvidado a latir,
lo han olvidado, sólo eso. Insomnio temporal, noche hiriente, nudo gordiano, la
preñez estallará un día u otro, inevitable, el corazón revienta, en esta vida o
en otra, si no la muerte en vida, la no vida. Todos sienten, nadie sabe, ni los
presentimientos, del dolor del pecho, llamarada ardiente, tanto da si la
encubren o huyen, hay esperanza, acabará explotando la noche viva. Entonces se
iluminará el viejo trigal sagrado, el pan del cada día, bum-bum, todos a la
mesa.
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