martes, 17 de noviembre de 2020

Relato 347

                        Vacuna

Orestes tuvo un sueño extraño, acabó en la UVI.

Especialista en virus informáticos diseñó en sus laboratorios un antivirus para los Coronavirus.

La población se estaba diezmando en Guardilandia y había que actuar con eficacia y rapidez, antes no se derrumbara el mercado financiero.

A Orestes, un hombre poderoso y rico, le preocupaba la salud del empobrecido pueblo, ahora obligado a llevar mascarilla y sumiso.

En el sueño se veía feliz dominando el mundo desde la montaña de Jerusalén con los súbditos rendidos a sus divinos pies, rindiéndole pleitesía.

A regañadientes ideó una vacuna infalible y cara, un antivirus actualizable, su especialidad. Nobleza ética obliga, pensó en el sueño, es un bien para todos.

La puso en práctica con sus clientes y amigos importantes de Guardilandia con acierto e incertidumbre.

El poder político, judicial y ejecutivo de Guardilandia fue la clase elegida por Orestes para ser los primeros en intentar salvarse con su vacuna.

A fin de poder decretarla como obligatoria para el pueblo, los que de verdad mandan debían probarla y predicar con el ejemplo.

Sin embargo, como saben, nunca llueve a gusto de todos:

Algunos malévolos pensaron que la clase dirigente siempre se lleva los privilegios.

Otros, en cambio, creían que era justo y necesario que los mejores sobrevivieran a la pandemia vírica, pues tenían que seguir liderando la salvación del mundo.

Orestes tuvo un sueño extraño, acabó en la UVI, infectado de coronavirus.

Sin embargo, no teme por su vida, siempre puede despertar de la maravilla.

Aunque sea a regañadientes.

Y además está la vacuna.

 

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