Tablas
Volvía
de Berga con su Fiat, reproduciendo mentalmente la partida. ¿Qué pasa si en la
cuarenta le meto la dama en e7? Creo que gano. Sólo con pensarlo, le tiemblan los
párpados. Repasa la secuencia: el peón de alfil cae, y con él, el flanco de
dama no lo puede defender, no Ad5, como decía, le sacrifico el caballo en f7 y
la dama no puede zampárselo por la descubierta, y tampoco el rey, cinco jaques
seguidos, ¿cinco?, sí, y le cazo la dama por la retaguardia. Además, forzado
comer el caballo, pierde calidad ¡Cómo se me ha pasado algo tan simple!
El
tic le da la razón, menea la cabeza como un áspid. Quizás él sí lo vio,
disimuló y me enredó con palabrería. Después de cinco horas de juego, le duele
todo, hasta las meninges, regresa a Barcelona hecho un revoltijo.
Sí,
he sido ingenuo, apurado de reloj me he precipitado, he aceptado demasiado
pronto sus tablas, una celada. Aunque tablas tampoco está mal, vamos a ver, es
un maestro con buen Elo, yo, con
negras, la partida liosa y larga, cuarenta y tres jugadas, la sala, ¡uf!,
siempre igual en los pueblos, barullo, mirones, no te dejan concentrar.
Aun
habiendo seguido la rutina de comerse las dos tabletas de chocolate negro y bebido
las tres tónicas tiene la boca seca, rezuma saliva espesa, además de estragado,
ahora, fastidiado.
De7
ganaba, cómo no me fijé antes, y mira el retrovisor desenfocado por el tic y da
golpes al volante con las palmas de las manos ¡Cómo no la vi!
¡Qué
ganas tiene de llegar a casa para reproducir la partida en el Fritz y confirmar los temores! Si
pudiera retroceder en el tiempo, ¡ay!, si pudiera, le jugaría De7 y su rival
tendría que abandonar. Le vería restregarse los cabellos con sus gruesos dedos
y ajustarse los lentes al mismo tiempo, la cara, descompuesta, el asombro en
sus ojos.
Y
el tumulto de la gente alrededor del tablero, el sudor infame, los murmullos
crecientes, va a ganar, va a ganar el pipiolo, el maestro no puede defender el
peón de alfil, no puede, se le cae la posición, mirad, mirad ¡Qué excitación!
Su cabeza en estos momentos parecía un ventilador.
A la altura de Manresa se saltó un stop
y un camión cisterna le arrolló.
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