martes, 14 de diciembre de 2021

Relato 403

 

XPR

No puede ser que el sin etiquetas XPR (por confidencialidad) se tope mayoritariamente con gente conflictiva y loca, con personas que constantemente le contradigan y le quieran amargar la vida, a él, que es una persona feliz. El otro día fue a comprar unas chuletas por encargo de su pareja y el tipo se negó a vendérselas alegando que estaban reservadas, cuando las tenía expuestas al público en el mostrador frigorífico sin ningún aviso. Se tuvo que quedar unas pechugas de pollo, que, por supuesto le hizo filetear.

Contradecirle es una constante en la vida de XPR. Le pasa con mucha frecuencia, por ejemplo, ayer intercambió unas palabras con un cualquiera en el ascensor y el tiempo estaba soleado, pero cuando XPR le preguntó por qué llevaba paraguas, el cualquiera de la escalera le respondió con tono severo: luego lloverá. XPR calló, pero hizo un mohín de desagrado. ¿Acaso te molesta? —continuó el cualquiera. XPR se limitó a sonreír. Estaba indignado, habían querido cabrearlo de buena mañana, era evidente que iba a lucir el sol todo el día, como así sucedió. XPR está persuadido que hay mucha gente envidiosa a la que no le gusta ver personas felices, les dan rabia y tratan de fastidiarles el día, sea como sea.

  Las estadísticas oficiales dicen que de cada cien individuos uno está lamentablemente pasado de rosca y … ¿me van a tocar todos a mí, rompiendo las sagradas estadísticas? —se preguntaba XPR.

Pero cabe también preguntarse y así lo hizo XPR: ¿Y si el loco fuera yo y no los otros? XPR consideró pertinente la pregunta.

 Así que XPR repasó mentalmente su modélica vida: Tengo cuarenta y cuatro años, vivo en pareja desde hace quince, tenemos un hijo y una hija que adoramos, un piso de protección oficial hipotecado en las afueras de Barcelona, un trabajo fijo en el Instituto Nacional de Empleo, un Primus ecológico en el garaje del edificio que ya está pagado y que pronto tendré que renovar, un perro galgo rescatado de la perrera del que se enamoró mi pareja, una pecera de agua salada con peces de colores para el disfrute de los peques y los palos de golf para cuando vamos a la playa. (Y que, dicho sea de paso, él aprovecha para ir al golf, pues odia estar tendido al sol, sin hacer nada).

¿Está loco por no querer estar con la familia en la playa? XPR considera que en absoluto, que él es un buen representante del planeta, respetuoso con las leyes de su país, al corriente con el fisco, conservador de la especie y afectuoso con los suyos.

Aunque pensándolo bien, —reflexionó XPR mientras conducía su Primus —si el loco fuera yo, si por casualidad me reconociera como tal en mis relaciones sociales, pero en absoluto en mi vida privada entonces, ¿Podría ser un loco a tiempo parcial, existe eso?

Descartó la agorafobia porque no era su caso, el sin etiquetas no tenía miedo de salir a la calle ni de la sociedad, con la gente del trabajo se llevaba ni fu ni fa, estaban demasiado ocupados en el empleo propio y ajeno para incordiarse entre sí.

Sin embargo, la idea de que pudiera ser un loco parcial le encantó a XPR. Le otorgaba prestigio, diferenciación, carácter. Fue sentirse loco parcial y liberarse por completo de su ansiedad y sus miedos sociales, su vida adquirió de pronto un sentido inesperado, se le volvió poderosa, infalible, plena. Era evidente que él era un loco social, nada más y nada menos que un loco parcial.

 Era justo lo que XPR necesitaba para ser completamente feliz: un diagnóstico.                                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario