martes, 14 de marzo de 2017

Relato 155

                                         Venecia (9)          (ver relato 144)

Empecemos por lo prometido: el palazzo ducale, lo tienes en la foto. (Angelina  escribe en verde y en la postal aún se distingue un enorme edificio brillante). Como ves es un palacio de forma cúbica, como un gran bloque de mármol dorado al sol. Esto es cierto, el palacio cambia según la luz del día, adquiriendo una tonalidad rosa muy delicada, pero conservando en las ojivas góticas, que son simétricas, un color rosáceo y blanco. Estás viendo, Albert, una de las obras maestras del gótico veneciano del XV aunque su construcción empezó en el IX. El interior del palacio, de mármol de Verona, se apoya en arquerías de piedra con un soportal con columnas, cuyos capiteles y esculturas en las esquinas son cosa bona. La planta baja y el piso principal tienen una galería, más arriba, el muro liso, y grandes ventanas espaciadas en el paramento, presentando una decoración de tablero de mármol rosado y blanco. El pórtico de la planta baja se apoya en treinta y seis columnas, no creo las haya contado nunca, (ni falta que hace, Angelina, te creo) con ricos capitales decorados de los siglos XIV y XV. En las esquinas del palacio, grupos escultóricos representan de izquierda a derecha el Juicio de Salomón, Adán y Eva, y Noé ebrio. La galería superior, abierta, posee setenta y una columnas rematadas con óculos cuadrilobulados En un principio, era una fortaleza, de planta cuadrada con altas murallas de defensa. Ahí se tomaban las decisiones más importantes para el destino de Venecia. Además de ser la residencia del dux y la sede del gobierno y la magistratura, acogía a muchos altos funcionarios, tenía sala de armas, tribunales y prisiones. (Angelina, versión guía turística, ¿por qué me haces esto?). A causa de varios incendios, el edificio fue reconstruido a finales del XIV. La entrada principal al palacio es la Puerta della Carta,(porta de paper, dirías tú) porque en ella se exponían al pueblo los decretos oficiales; es de estilo gótico flamígero de 1442, muy hermosa, Albert, te lo juro y presenta en el tímpano un león de San Marcos ante el que se arrodilla el dux Foscari. Si te fijas en la foto pequeña hay una boca di leone. (Muy desgastada, por cierto) Son los buzones de la época en donde los ciudadanos depositaban sus denuncias de forma anónima y son muchas las bocas o ranuras existentes a lo largo del palazzo. Cruzando la porta della Carta y siguiendo por un porticado, se llega al Arco Foscari y al patio interno donde se halla la Escalera de los Gigantes, (la otra foto, no te despistes) (Casi no se ve nada, Angelina, la postal está apolillada, igual ya ni existe en Venecia) la famosa obra del siglo XV, donde se coronaba al dux de turno. Tintoretto, (con su gran mural Crucifixión), Veronese, (quien, no te lo pierdas, fue perseguido por la inquisición por su Última cena), Tiepolo, Tiziano (ese también me gusta a mí) y otros pintores embellecieron paredes y techos de los atrios y las estancias de los tres pisos de este edificio para que el palacio reflejara la gloria y ostentación del poder de la República de Venecia. La fachada principal del patio, renacentista, con una bella decoración escultórica, una sucesión de arquerías y ornamentación a base de pilastras, frisos y óculos. Hay, como en todo lugar que se precie, un itinerario secreto que se inicia en el patio, una estrecha porta te lleva a las pequeñas y húmedas celdas, el Pozzi, sombrías y ahora vacías cárceles donde, en época de la República, prisioneros hacinados y refugiados de otros países, languidecían en condiciones de extrema dificultad. Ya ves, Albert, la crueldad es una constante en la Historia humana. (Y qué lo digas, me estás martirizando con tanta cultura de arte). Aquí también. ¿A qué te has quedado intrigado, caro mio? (francamente, Angelina, no). Besos, Ciao, XXX                Continuará...

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