martes, 20 de febrero de 2018

Relato 204

 

                                              René


        Nació ciego con reminiscencias de luz.
        A tientas entre sombras vivas y muertas, confundía los grises de unos y otros.
        Durante siglos anduvo enredado por la espesa niebla de los sí mismos.
        Sobre la cuerda en perpetuo equilibrio.
        Creció inestable.
        Con la práctica afinó la mirada, la palabra, la distancia, la cercanía, empezó a vibrar en sintonía.
        El nudo le asfixiaba la garganta y los omoplatos. Ni pizca de aire. 
        En el silencio lejano, vio, oyó, saboreó la plenitud de la nada.
        La vio sin ojos, la oyó sin oídos, le habló sin garganta, la saboreó sin lengua, sin luces, seguridades ni suelos.
        Flotaba, flotaban. Hopalandas.
        Al morir, nació con los ojos abiertos, repicaban las campanas.

        Murió despierta.

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