martes, 26 de enero de 2021

Relato 357

 

         Tiembla

 

        Tiembla la vidriera

        de colores de la puerta de mi casa,

        tiembla cuando pasa un tren de cercanías,

        o simplemente

        el avión de papel de los anocheceres,

        el relámpago que desgarra la rutina,

        el trueno escondido en un mensaje,

        la remembranza en cualquier melodía,

        el ensueño de las noches sin luna...

        O simplemente

        cuando la miras, cuando se mira.

       

        Tiembla

        la vidriera de la puerta de mi casa,

        de los calambrazos del sol de la mañana,

        de los azotes fríos de la escarcha,

        o simplemente

        se ilumina de la luz de las risas,

        del estruendo de las lágrimas,

        del galope de la caballería rusticana,

        de las gaviotas blancas que dibujan

        sombras de colores en la piel de la puerta,

        de las puertas sin pestañas...

        O simplemente

        se sonrojan cuando se miran.

       

        Tiembla

        la vidriera policroma

        de las puertas que se abren a la calle

        y respiran gajos de mandarina,

        o simplemente

        revientan contrapuertas,

        destellan gritos, dilatan horizontes

        de la carne atormentada

        y funden amarillos con azules estelares,

        en espesas malaquitas verdes...

        O simplemente

        tiemblan, ríen, lloran

        y se reconocen vivas.

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