martes, 9 de noviembre de 2021

Relato 398

 

                                  Ausente

A veces sucede, escasas veces, pero sucede. Sucede que estás ausente. De estar siempre contigo paso de repente a estar solo, sólo con tu ausencia.

Y entonces siento miedo, siento la soledad como única compañera y te añoro, amiga, te añoro. Y aún más cuando descubro en la distancia cuanto te quiero, cuanto me llena tu presencia y cuan vacío me deja tu ausencia.

Me avergüenza, entonces, reconocer lo mucho que dependo de ti, que te lo debo todo, que no soy nada si tú no estás, y este sentimiento de vacío me aterroriza. Cuando te alejas me quedo desnudo, no sé qué hacer, dónde esconderme, tirito de frío y me dan escalofríos.  Es mucho, mucho el tiempo que llevamos tú y yo juntos.

Me doy cuenta que eres el nervio de mi vida, tuyas son mi actividad, mis ideas y hasta mi propia identidad.  Se me entrecorta la respiración, se me enervan los dedos y el horror me aprisiona cuando me asomo al borde del precipicio oscuro y profundo de la vacuidad. Palidezco, tiemblo, me castañean los dientes, intento mantenerme firme. Es un umbral extraño, que no oso ni mirar, regresa pronto, te lo pido de rodillas, te lo imploro y lloro, no me dejes sólo con mi soledad.

 Floto en la inmensidad, me dejo llevar, anhelo calma, siento el vértigo del agujero negro que me absorbe con una energía poderosa y desconocida, algo se rompe, se fracturan quinientos huesos y millones de ideas, se disocia la carne de la sangre y también las palabras carne y sangre y algo flotante se extravía por el universo inmenso de la nada, unos segundos de congoja, sin apoyos ni firmeza, sin seguridad a merced del incierto destino y entonces ¡ah!, entonces sucede, de nuevo sucede que me asusto, no me atrevo y me aferro sudando, jadeando a un saliente, casi me muero engullido por el gran dragón energético.

Y en seguida aparecen las primeras palabras, unas de desesperadas: por favor, amiga, retorna, te necesito, esto no me parece vivir, sin ti estoy muerto, casi ni me siento, ni respirar el aire puedo, que me asfixio, amor, vuelve pronto, que me muero.

A veces sucede, sólo cuando estás ausente, que la soledad casi me aniquila. Por eso te digo una vez más, amiga, que te quiero, que sin ti sólo soy nada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario