Tocamientos
―Quiero confesarme, padre.
―Pasa, hijo, adelante.
―Estoy en pecado mortal, padre.
―Has vuelto a desobedecer a tu madre,
Andresillo.
―Peor, padre, mucho peor.
―Cuéntame, hijo.
―Es que me da vergüenza, padre.
―Ésta es la casa de Dios, hijo, no tengas
miedo, anda Andresillo, que no tengo todo el día.
―He tenido tocamientos, padre.
―¿Tocamientos?
―Sí, padre, esta mañana en la ducha.
―¿Cómo ha sido, hijo?
―Me estaba enjabonando y de repente
aquello ha empezado a crecer.
―¿Aquello?
―Sí, padre, el pene.
―Pero, ¿ha habido intención de tocar?
―No, padre, al pasar el jabón por encima
he frotado y aquello se ha puesto grande.
―¿Grande?
―Sí, padre, grande, no me había pasado
nunca, me he asustado, como un palmo, padre, me llegaba al ombligo.
―Ya veo, continua.
―Luego ha salido un líquido viscoso,
blanquecino, ¿es malo, padre?
―No, es normal, hijo, estás en la
pubertad ¿qué tienes, catorce años?
―No, padre, acabo de cumplir los trece.
―No te avergüences, Andresillo,
significa que te estás haciendo un hombre. Lo que has tenido es una emisión
seminal espontánea, lo importante es que no has tenido intención de
masturbarte, hijo, que eso sí es pecado.
―Y luego he tenido una sensación de
mucho sosiego, padre.
―Es la descarga física y emocional,
hijo, completamente normal.
―Y luego se ha vuelto a quedar pequeña,
padre.
―Normalísimo, hijo, no te preocupes, te estás
haciendo mayor.
―Una cosa, padre.
―¿Qué?
―Se me está poniendo gorda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario