Sí
―¿Ma rascas un poco la espalda, amor?
―Sí.
―Así da gusto levantarse, ¿descorro las
cortinas, amor?
―Sí.
―Has visto qué día más radiante, no se
ve ni una nube, me encanta ese azul tan limpio, la luminosidad de este día de
primavera y ¿a ti, amor?
―Sí.
―Voy a preparar las naranjadas. ¿Te
pongo un poco de sanguina, amor?
―Sí.
―Tomarás tostadas con mermelada,
¿verdad, amor?
―Sí.
―¿Preparo la mesa en el balcón, amor?
―Sí.
―Estreno este mantel de flores, ¿te
parece, amor?
―Sí.
―Voy a por el café, ¿lo quieres con
leche, amor?
―Sí.
―Qué bueno poder desayunar juntos, aquí,
¿no es cierto, amor?
―Sí.
―¿Te gustó la película de ayer, amor?
―Sí.
―Al principio parecía dramática,
¿verdad? pero, bueno, luego pasó a ser hasta divertida, mejor así, ¿no, amor?
―Sí.
―Hoy comeremos de restaurante, ¿te
parece, amor?
―Sí.
―Al fin y al cabo hoy estamos de
aniversario, hoy hace 40 años que nos casamos, lo celebraremos así, ¿vale,
amor?
―Sí.
―Y a la noche, tengo preparada una sorpresa,
iremos al teatro. He reservado un par de localidades de platea, he leído las
críticas, es humorística, una parodia sobre las parejas que no se aman, nos lo
pasaremos bien, amor.
―Sí.
―Te apetece, ¿verdad, amor?
―Sí.
―¿Eres feliz conmigo, amor?
―Sí.
―Yo también, amor, lo tenemos todo, soy
muy feliz contigo, quiero que lo sepas.
―Sí.
―Y tú eres tan complaciente, me encanta,
amor, gracias.
―Sí.
―Esto de estar en un balcón alto tiene
ventajas e inconvenientes, ¿no crees, amor?
―Sí.
―Estamos más cerca del cielo azul y más
lejos del suelo, y no hablemos de las vistas, que son magníficas, ¿verdad,
amor?
―Sí.
―Me embarga
la emoción de este lugar, ¿estás a gusto, amor?
―Sí.
―¿Nos tiramos, amor?
―Sí.
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