Oficial
Uno de octubre de
2017, Barcelona.
22h. He vuelto al
camarote a las nueve, me han relevado, un domingo duro, para olvidar, no me
siento las piernas ni las manos, estoy agotado. He pasado media hora en la
ducha, el agua ya salía fría, lo necesitaba, para quitarme toda la mierda de
encima, purificarme o algo así. No lo he conseguido, continuo con tensión. Antes
he intentado hablar con Dolores, ahora, otra vez, pero las líneas siguen
saturadas, esto es una locura, ni se imaginan en casa. Me preocupa Manolito, ¿qué le habrá dicho el médico?,
¿será leucemia? Dios no lo quiera. ¡Dios mío, ayúdanos! A por ellos, decían, qué fácil decirlo, qué
distintas se ven las cosas desde casa, a por ellos hemos ido, vaya que sí,
alguien ha de encargarse del trabajo sucio. Acato órdenes y como oficial he de
hacerlas cumplir. Me va el sustento. Hemos dado palos que ni te cuento, me
duele todo el cuerpo, pero esa pobre gente erre que erre. Tiemblo.
23,30h. ¡Gracias,
Dios mío! Dolores dice que los médicos han descartado leucemia, que es una
bacteria en los pulmones que no deja respirar a mi niño, que estemos
tranquilos, que ha empezado un tratamiento y se pondrá bien. ¡Gracias! Le he
dicho la verdad, que estoy molido, que tengo ganas de volver a verla, pero que
no sé cuándo, que esto se ha descontrolado, los catalanes dan por bueno el sí
del referéndum, ya es oficial el resultado y van a proclamar la independencia de
Cataluña en las próximas semanas. ¡Dios mío, ayúdame! No sé cuándo podré volver
a verte, amor.
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