martes, 19 de febrero de 2019

Relato 256


                                        Terquedad

Tras el fallecimiento de su esposo, terco donde los hubiera, Lucía esperó algo más de los dos años preceptivos para morirse a fin de tener sitio en la misma sepultura. Sin embargo, sus hijos y seguramente ella se llevaron una sorpresa mayúscula cuando al ir a ser enterrada descubrieron consternados que su padre y esposo respectivos seguía igual que el día de su fallecimiento, incorrupto. En vistas de su insistencia, optaron por incinerarlo. Obviamente, carecía de sentido haber esperado algo más de dos años en vano.  

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