martes, 16 de abril de 2019

Relato 264


                                      Embarcación
            
         —Continuad con los ojos cerrados. Eso es. Muy bien. Seguid inmóviles sobre vuestros almohadones, relajados, yo os invito a que toméis conciencia de vuestros cuerpos en estos momentos, respirad poco a poco, sentid el aire que inunda vuestros pulmones, que entra y sale suavemente, el aire que todos compartimos, eso es, sin prisa, cada cual a su ritmo, lo hacéis muy bien. Aquí, sentados en el suelo de esta sala climatizada quiero haceros ver que estáis a punto de emprender un largo viaje, un largo viaje a un lugar desconocido. Permitidme que os guíe en esta travesía y sobretodo disfrutadla...
        
        —Y ahora, amigos y amigas, naveguemos. Imaginaros un barco de vela, no uno cualquiera, sino el barco de vela más hermoso que jamás hubierais creído que existía, imaginarlo con todas vuestras fuerzas, vedlo con todo lujo de detalles, sus medidas, su cubierta, el color y el tipo de casco, su calado, el número de velas, el refulgir del mástil, su grosor, la madera torneada del timón, los distintos cabos, el bauprés… Imaginad que os subís en él, que lleváis el timón, que sopla un ligero viento de popa, que hincha las velas vaporosas y blancas, que navegáis por una mar tranquila, bajo un cielo azul, sin nubes, sin aviones, ni gaviotas, ni móviles, sólo el suave mecer del sereno oleaje y os dejáis llevar. Permitiros descansar, oled el salitre, respiradlo, sentid el hormigueo del calor en la nuca, ved el pez que salta que os hace sonreír, sentid la paz, oíd el delicado chapoteo del agua acariciando el casco, escuchad el silencio profundo que emerge del fondo del océano...
        
        —En esta singladura, amigos y amigas, sois amos y señores de vuestra embarcación imaginada, y aunque vais solos, no os asustéis, sois libres, radicalmente libres. Cada cual marca su rumbo, su dirección, su ritmo, tenéis todo lo que os hace falta para gobernar vuestro maravilloso barco de vela, el universo palpita dentro de cada uno de vosotros, vais acompañados, seguros, protegidos, noche y día. Dejad de resistiros, asumid vuestra mayoría de edad, implicaros con el mundo, aunque estéis rodeados de agua ilimitada, no tengáis miedo, nadie, nadie puede haceros daño, sois completos en sí mismos, confiad, estáis en paz, que no os confundan, vais directos al éxito, porque sois un éxito evolutivo. Todo anhelo que pronunciéis ahora se va a cumplir, es inevitable. Pedid y se os dará. En estos momentos, amigos y amigas, todo está a vuestra disposición, sois poderosos, todo fluye, fluye fácil y mansamente. Permitidlo. Seguid respirando suave como si inflarais las velas de vuestro barco. Eso es, dejaros llevar, confiad en vosotros mismos, todo es posible, lo estáis haciendo bien, lo estáis consiguiendo, lo habéis conseguido. Habéis llegado. ¡Felicidades!
        
         —Y ahora, lentamente iréis moviendo las articulaciones de vuestras extremidades y poco a poco, sin prisa alguna, pero sin pausa abriréis los ojos y terminaremos esta primera parte del viaje...
       
          "No quiero abrir los ojos, no quiero abandonar este paraíso, esta paz, este sosiego. ¿Será esto algo parecido al éxtasis? ¡Qué estupidez! Oigo susurros a mi alrededor, la gente tose, se está levantando, tengo calor, no quiero moverme, estoy tan lejos, pero he de regresar, he de hacerlo, no puedo continuar aquí otra eternidad más, navegando."
        
        —Bien, cuando el amigo Felipe pueda, abrirá los ojos y continuaremos todos juntos con este viaje...
       
          —Lo siento, lo siento de veras, estaba tan feliz, tan ensimismado.  Seguía flotando en mi barco de vela sobre una mar resplandeciente. Gracias.
        
         —Bien, todo está bien, no sucede nada que no tenga que suceder, hemos de continuar, todo fluye simple y fácilmente. Eso es. Bien. Y ahora, queridos amigos y amigas, llega el momento crucial, el más inesperado, os invito a contemplar de cerca el barco de vela que cada uno de vosotros ha imaginado, os invito  a desnudaros.

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