Embarcación
—Continuad con los ojos cerrados. Eso es. Muy bien.
Seguid inmóviles sobre vuestros almohadones, relajados, yo os invito a que
toméis conciencia de vuestros cuerpos en estos momentos, respirad poco a poco,
sentid el aire que inunda vuestros pulmones, que entra y sale suavemente, el
aire que todos compartimos, eso es, sin prisa, cada cual a su ritmo, lo hacéis
muy bien. Aquí, sentados en el suelo de esta sala climatizada quiero haceros
ver que estáis a punto de emprender un largo viaje, un largo viaje a un lugar
desconocido. Permitidme que os guíe en esta travesía y sobretodo disfrutadla...
—Y ahora,
amigos y amigas, naveguemos. Imaginaros un barco de vela, no uno cualquiera,
sino el barco de vela más hermoso que jamás hubierais creído que existía,
imaginarlo con todas vuestras fuerzas, vedlo con todo lujo de detalles, sus
medidas, su cubierta, el color y el tipo de casco, su calado, el número de
velas, el refulgir del mástil, su grosor, la madera torneada del timón, los
distintos cabos, el bauprés… Imaginad que os subís en él, que lleváis el
timón, que sopla un ligero viento de popa, que hincha las velas vaporosas y
blancas, que navegáis por una mar tranquila, bajo un cielo azul, sin nubes, sin
aviones, ni gaviotas, ni móviles, sólo el suave mecer del sereno oleaje y os
dejáis llevar. Permitiros descansar, oled el salitre, respiradlo, sentid el
hormigueo del calor en la nuca, ved el pez que salta que os hace sonreír,
sentid la paz, oíd el delicado chapoteo del agua acariciando el casco, escuchad
el silencio profundo que emerge del fondo del océano...
—En esta
singladura, amigos y amigas, sois amos y señores de vuestra embarcación
imaginada, y aunque vais solos, no os asustéis, sois libres, radicalmente
libres. Cada cual marca su rumbo, su dirección, su ritmo, tenéis todo lo que os
hace falta para gobernar vuestro maravilloso barco de vela, el universo palpita
dentro de cada uno de vosotros, vais acompañados, seguros, protegidos, noche y
día. Dejad de resistiros, asumid vuestra mayoría de edad, implicaros con el
mundo, aunque estéis rodeados de agua ilimitada, no tengáis miedo, nadie, nadie
puede haceros daño, sois completos en sí mismos, confiad, estáis en paz, que no
os confundan, vais directos al éxito, porque sois un éxito evolutivo. Todo
anhelo que pronunciéis ahora se va a cumplir, es inevitable. Pedid y se os
dará. En estos momentos, amigos y amigas, todo está a vuestra disposición, sois
poderosos, todo fluye, fluye fácil y mansamente. Permitidlo. Seguid respirando
suave como si inflarais las velas de vuestro barco. Eso es, dejaros llevar,
confiad en vosotros mismos, todo es posible, lo estáis haciendo bien, lo estáis
consiguiendo, lo habéis conseguido. Habéis llegado. ¡Felicidades!
—Y
ahora, lentamente iréis moviendo las articulaciones de vuestras extremidades y
poco a poco, sin prisa alguna, pero sin pausa abriréis los ojos y terminaremos
esta primera parte del viaje...
"No quiero abrir los ojos, no quiero abandonar este paraíso, esta paz,
este sosiego. ¿Será esto algo parecido al éxtasis? ¡Qué estupidez! Oigo
susurros a mi alrededor, la gente tose, se está levantando, tengo calor, no
quiero moverme, estoy tan lejos, pero he de regresar, he de hacerlo, no puedo
continuar aquí otra eternidad más, navegando."
—Bien,
cuando el amigo Felipe pueda, abrirá los ojos y continuaremos todos juntos con
este viaje...
—Lo
siento, lo siento de veras, estaba tan feliz, tan ensimismado. Seguía
flotando en mi barco de vela sobre una mar resplandeciente. Gracias.
—Bien, todo está bien, no sucede nada que no
tenga que suceder, hemos de continuar, todo fluye simple y fácilmente. Eso es.
Bien. Y ahora, queridos amigos y amigas, llega el momento crucial, el más
inesperado, os invito a contemplar de cerca el barco de vela que cada uno de
vosotros ha imaginado, os invito a desnudaros.
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