—Siento el retraso. Mi madre.
—Estoy con el Fortuny, no pasa nada. Ya he visto tu WhatsApp. Pide algo.
—Por favor, un Bíter.
—¿Qué quería tu madre?
—Pamplinas. Retenerme con cualquier
excusa, se ha vuelto obsesiva, no me deja en paz, me resulta insoportable.
¿Cómo va?
—Difícil, hay una palabra de siete
letras que no me sale. Empieza con b termina con t y entremedio hay una e.
—¿Y las verticales?
—Imposibles, es la inocentada de cada
año.
—¿Cómo la define?
—Figura pequeña de adorno. ¿Se te ocurre
algo?
—Borinot.
—En castellano.
—Ah, no. Borinot. Mi madre quería que le
llevara uno a la Residencia, un recuerdo de su abuelo, una figurita de caoba
negra con las alas plegadas.
—Y, ¿se la has llevado?
—¡Qué remedio!
—Será importante para ella.
—Su abuelo se la trajo de África. Regalo
de un chamán. La llevaba en el bolsillo, una especie de amuleto. Vivió noventa
y ocho años bien lúcidos.
—¿Cuántos tiene tu madre?
—Noventa.
—Se sentirá acompañada. Allí debe
encontrarse sola. Los talismanes son objetos cargados de poder, no los
subestimes. La segunda es una i.
—Quiere morirse con él, que la
enterremos con él. Dice que no lo valoro suficiente, que no me lo merezco. No
sé. Está perdiendo la cabeza. Lo siento.
—No hay manera, me rindo. Mañana veré la
solución completa.
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