Asepsia
Las
dos salitas son rectangulares, asépticas, algo inhóspitas y están unidas entre
sí por una puerta, siendo una de las salitas algo mayor que la otra. Huelen
fragante a rosa recién cortada, a docenas de rosas rojas, blancas y amarillas,
hábilmente encordonadas.
La salita mayor contiene una mesa baja,
algunas sillas, y un par de sofás para atender al velatorio mientras que la
otra alberga las coronas de flores y el féretro refrigerado. Junto al féretro
se encuentra una puerta camuflada en una pared de mármol de Siena, veteado y algo
glacial, que lleva a las dependencias interiores del tanatorio.
El ataúd, ovalado y pulcro, de pino
piñonero, se encuentra descubierto dentro de una urna de cristal refrigerada.
Contiene un difunto caro de rostro alargado y triste, piel encerada,
reluciente, con traje y corbata de ayer mismo.
Con los ojos cerrados parece dormido, dan ganas de decirle: levántate,
hombre y anda. En vano. Es el bello durmiente del cuento de nunca acabar…
Entre faralaes de tafetán blancos yace estático mi padre muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario