martes, 10 de mayo de 2016

Relato 111

                                          Venecia (5)       (Ver relato 99)

  Antes que nada: Vaporetti, para que no se me pase como el otro día. Son como tus Golondrinas del puerto en plan autobús acuático y con más capacidad de gente. Es el medio de transporte público más frecuente aquí, para cruzar el canal o ir a otras islas se hace imprescindible. También hay lanchas que hacen de taxis y motonaves, en total tenemos unas 15 líneas. La línea 1 es la más famosa, la que te pongo en la postal, es el vaporetto que recorre lentamente el Gran Canal, tarda unos 45', para poder ver todos los palacios de Cannareggio, los que están a la orilla del agua desde la altura a la que fue pensado que debían verse. Andando se va más rápido, pero cansa más. Los residentes solemos coger el vaporetto de la línea 2 que hace el mismo recorrido pero más rápido y práctico, sin tantas paradas. También usamos el traghetto que cruza el canal en un brevísimo recorrido transversal, sorteando con ingenio los vaporetti y las lanchas que avanzan longitudinalmente. Dices que me ves como una mujer muy suelta y liberal y que eso te sorprende positivamente, pues me alegro mucho, cuanto más clarito mejor para los dos, no tengo nada que ocultar y menos a ti. (A veces tanta claridad duele, preferiría no saberlo, francamente) También dices que menciono barrios y tú ni idea de lo que te hablo. Veamos, Venecia tiene seis barrios o distritos, como tú que vives en Gracia, aquí les llamamos Sestiere que quiere decir la sexta parte de la ciudad y son Canareggio al norte, Dorsoduro al sur, Castello al este y Santa Croce al oeste. La zona centro está ocupada por San Marco, donde vivo y San Polo, separados por el Gran Canal. Para que se aclare mejor mi hombre cuadriculado (¿cuadriculado? Si a tener cierto orden y saber el día en que vivo le llama cuadriculado pues entonces, sí, soy cuadriculado) he pensado en escribir cada barrio con un color diferente, aún no sé cual, para que no seas tan melindroso y veas mejor la Venecia que yo veo. Cada cual ve lo que quiere ver y yo la veo en colores. Por ejemplo San Marcos es verde. Empecé por San Marcos no porque se esté hundiendo, como tú dices, (la salsa de ironía le ha parecido picante) sino porque es el Sestiere donde he nacido, pasado la infancia y donde resido. La calle Canterini, está muy cerca de la piazza y es lo más caro, próximo y mío. ¿Por qué verde? Simple, San Marco es verde para mí, así lo siento, ¿Cómo lo olerás tú? (Yo que sé, mal, imagino a que a verde podrido, a verde mugriento y sucio) Yo huelo a verde mar, verde alga, verde césped, me evoca el verde Lorca (aún se acuerda de Lorca y sólo se lo recité una vez, caray con lo de Virgo) y es el verde mágico de tu fuente encantada, y me evoca la esperanza de que un día vengas a verme. Lo tienes muy fácil, Albert, coges el tren y te plantas en Santa Lucía y yo te vengo a buscar, no te has de preocupar de nada más. Claro que trabajo mucho, todo el año, aquí quien no es turista vive del turista, ya sabes, pero te buscaría un hueco, piénsalo, me encantaría, a madre también, pero avísame con tiempo (iría a por merengue). (Angelina no pierde comba, algún día se le va escapar y estaremos en un lío). Qué bonito, Albert, lo de la ristra de negativos en blanco y negro que compraste el otro día en Els Encants vells, sólo porque en la carátula ponía Venecia. Dices que tienes ganas de llevarlas a revelar, pero que al trasluz has visto que se trata de una mujer, sola, paseando seguramente por esta misma piazza, se distingue el campanile al fondo y lleva cabellos años 50. Me muero de ganas de saber más, como tú. Tenía ganas de hablarte del pavimento de esta piazza mía, que no pizza, tonto, me trae recuerdos, pero será en la próxima, no me has dejado. (Que no la he dejado, si habla más que piensa). Besos. ¡Ciao! X X                                 (Continuará)

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